Margot, la prostituta que leyó a Bakunin

Andrés Bohoslavsky con prólogo de Sergio Rigazio

El  río de mi padre

Hace poco estuve en el río, ancho y furioso

leyendo y tomando cerveza

en la otra orilla, un viejo con su caña de bambú

esperaba atrapar algún pez

y pensé en mi padre y en mí pescando juntos

si hubiéramos tenido tiempo, si esa ráfaga de muerte

no hubiese existido

luego, cuando volví caminando, me pareció verlo

apuré el paso, pero algo sucedió

lo vi correr y desaparecer en una esquina

ahora escribo sobre mi padre y sobre mí

y lo que pienso sobre ambos, lo que hubiéramos hecho

esas cosas entre padre e hijo

por la noche, reabrí el libro para continuar con la lectura

que había postergado aquella tarde en el río

el siguiente relato era un cuento breve

de un tipo que pescaba en una orilla y su hijo en la otra.

del Prólogo por Sergio Rigazio:

Salvo que seas poeta, las palabras no significan nada, dice Margot -y ahí nomás ya todo es bruma en las calles de la Tristeza y en los boulevares de la noche sin tiempo vagan Cristos, prostitutas que leyeron a Bakunin, pianistas de cabarets de puertos y astro-nautas que saben que nunca habrá poetas en la Luna. (continúa)

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